martes, 11 de diciembre de 2012

Frases célebres

Chapa: "Cada palabra pronunciada produce una revelación, una aparición y, en cierto modo, un milagro".

lunes, 10 de diciembre de 2012

Píldoras para entender

"...Cuidado con la palabrita. La sinceridad (cuando es sincera, porque también hay una sinceridad falluta) siempre nos llevará a odiamos un poco..."
M.B. (1958)

viernes, 7 de diciembre de 2012

jueves, 29 de noviembre de 2012

Enhorabuena maestro

Es en estos momentos cuando echo mucho de menos el periodismo... 


A batallas de amor, campo de plumas

Ningún vestigio tan inconsolable
como el que deja un cuerpo
entre las sábanas
                                  y más
cuando la lasitud de la memoria
ocupa un espacio mayor
del que razonablemente le corresponde.

Linda el amanecer con la almohada
y algo jadea cerca, acaso un último
estertor adherido
a la carne, la otra vez adversaria
emanación del tedio estacionándose
entre los utensilios volubles
de la noche.
                      Despierta, ya es de día, mira
los restos del naufragio
bruscamente esparcidos
en la vidriosa linde del insomnio
.

Sólo es un pacto a veces, una tregua
ungida de sudor, la extenuante
reconstrucción del sitio
donde estuvo asediado el taciturno
material del deseo.
                                    Rastros
hostiles reptan entre un cúmulo
de trofeos y escorias, amortiguan
la inerme acometida de los cuerpos.

A batallas de amor campo de plumas.



Caballero Bonald, Jerez de la Frontera, 1926

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Cosas que me hacen mantequilla...


-I don’t want you to feel used
-I do feel used and played and lied to. I also feel good. Two minutes with you and I feel good.

Os he dicho alguna vez que mis tórridas fantasías juveniles siempre tenían un uniforme. Será por eso... :b

viernes, 9 de noviembre de 2012

Melodía de la semana (aunque más bien del día)

En la relaciones, como en el consumo, hemos pasado del nada al todo. De meapilas a sexoadictos, de callados a verbodiarréicos, de sobrios a exuberantes, de parcos a estresados imitadores de escenas de Hollywood, de bloqueados a neuróticos. En un camino irremediablemente marcado por las temporadas del Corte Inglés y los guiones de películas y con la extensión de la esperanza de vida por delante, ciertas palabras se han vaciado y otras se han llenado de contenido. Ciertos gestos se han extendido para bien de nuestra salud mental y otros se han desbordado para desnorte de nuestro pudor. De misabuelosnuncasedieronunbeso a flipoconlascachasdelanuevanoviademipadre, o de mi madre, que también pasa. En mitad de ese caos que, vaya por delante, tiene cosas maravillosas nos perdemos entre significados y, a veces, lo confieso, nos sentimos exhaustos. O al menos yo me siento exhausta. ¿Qué es más importante? ¿La ternura o las violetas? ¿Quién eres cara el público o quién eres tras la puerta de tu casa? Pienso todas estas cosas hoy que mi primer Lorenzo –y el único- me trae a cola a Manzanita en su fantástica versión de esa letra agridulce sobre un  hombre severo que no sabía mostrar sus sentimientos.

¿Escribiría Cecilia hoy una letra parecida? Dramáticos casos de violencia machista aparte, la canción hablaba del hombre difícil, de ese prototipo con el que a veces el cine nos engatusa con su cara más amable y con el que nuestras abuelas sobre todo y nuestras madres alguna vez, lidiaban toda su vida. Ese tipo especialito que jamás te decía que te quería pero traía dinero a casa, te hacía robustos hijos y no te daba mala vida. No puedo evitar pensar que tal vez hoy el marido de la canción de Cecilia se habría divorciado de la mujer harta de darle por imposible y se habría casado con una más joven, se habría teñido el pelo y ahora sí se desviviría a besos con su nuevo hijo. Cosas de la chochera del padre mayor... Incluso, fantaseo con que quizás hoy el personaje de Cecilia habría ido a terapia a que le curaran la alexitimia porque, afortunadamente, en los tiempos que corren los hombres poco tiernos son bastante conscientes de las oportunidades que se pierden. Sí, ok, ok... ya he dicho que fantaseaba... 

Hoy la canción de Cecilia hablaría de un admirador que en lugar de mandar violetas, enviaría un arrebatado mensaje de amor por el Badoo secreto de la insatisfecha esposa. O no, le seguiría enviando flores pero flores mainstream, uno de esos ramos enormes que salen en las películas. O un bono para la depilación láser que es más caro que ciertos diamantes... Quién sabe...

A pesar de la ternura que siempre me ha inspirado Manzanita, hoy 9 de noviembre, prefiero regresar al origen y compartirla a ella, cuyas canciones grité en la ducha durante mi adolescencia con ese complejo mío de haber nacido a destiempo. Porque las canciones buenas nunca pasan de moda y porque ciertas fábulas tampoco. Al fin y al cabo, en los días que corren, con más medios que nunca, con más comunicación que nunca, a veces somos extraños para la persona que duerme a nuestro lado, a veces la oímos pero no la escuchamos, a veces hablamos mucho, constantemente, pero no decimos cosas importantes. Al fin y al cabo, por muy bonitas que sean las violetas, y los ramos, y los regalos de aniversario, ahora, como en los años setenta, toda mujer prefiere el beso cercano, la paciencia  cómplice, la satisfacción sencilla, la ternura. Saber que el otro estará ahí acariciando nuestros pies fríos, nuestro corazón frío, bajo las sábanas. Que las violetas, como los regalos de compensación, se las puede comprar una.



jueves, 18 de octubre de 2012

Monkey Week, mono dosis

La Inesperada Sol Dual por JM Grimaldi
"Perdona, ¿dónde has pillado la libretita ésa?". La miras a los ojos tristes, al pelo despeinado, estás a punto de sucumbir para darle el tuyo pero lo piensas mejor. Esto es una larga prueba y te quedan quince horas por delante. Quince horas en las que todo puede cambiar con un WhatsApp, con una llamada. "Ven, esto está que arde y te lo estás perdiendo". Ya lo dijimos el año pasado, si para el segundo día del Monkey Week has despistado tu "Manual de Supervivencia" estás perdido. Más de cien conciertos celebrándose simultáneamente en los trece escenarios pueden ser una prueba muy dura si te has quedado sin itinerario. De eso saben mucho los capillitas, que en la música también los hay. Porque en el Monkey Week un local, un equipo de sonido, la buena o mala tarde de un solista, puede cambiarlo todo y, para estar ahí, es imposible andar sin mapa. Las miles de personas -en su mayoría músicos y profesionales del gremio- que durante el fin de semana se trasladaron al Puerto de Santa María desde todos los puntos de España tenían, un año más, la dura prueba de escuchar todo lo posible, de conocer todo lo posible, de no perderse -por error de planificación, despiste o elección- ese momento mágico del que todos hablarán al día siguiente, gafas de sol por delante, en una de esas terrazas soleadas de la Rivera del Marisco. Esos espacios cegadores en los que el uniforme festivalero -pantalón pitillo, camiseta o chaqueta negra- puede terminar asfixiando al más purista. Si esto no tiene algo de místico, que venga dios y lo vea.
(Sigue leyendo en MondoSonoro)

miércoles, 3 de octubre de 2012

El hombre iceberg, el trombocid y el agua dulce

El iceberg es una masa de hielo dulce que se desplaza empujado por gélidas corrientes marinas. El hombre iceberg es la mejor forma que se me ocurre para definir a ese ser de pocas palabras cuyas motivaciones últimas hay que intuir –como a la masa hundida- so pena de chocarnos en una dramática y sangrienta colisión polar. El iceberg es una plataforma flotante desgajada de un glaciar, el hombre del mismo nombre es un ser moldeado a la medida de sus circunstancias –como todos, por otro lado- que decide un día simplificar su interfaz para pasar por práctico, por sencillo, incluso por tonto o simple. Aquí estoy, soy blanco y algo frío, no hay más. No soy una isla llena de barros y bichos raros como tú, no me pierdo en eternos debates sobre quién tiene la culpa de los mosquitos del manglar. Una une sus destinos a los del hombre iceberg pensando que le puede venir bien ese paisaje zen del pensamiento en blanco. Esas colinas esculpidas de formas limpias, esa claridad de mente tan distinta a su isla de raíces desordenadas y caóticas… La ligereza, el desprendimiento. Pero un día, mientras nada entre las contradictorias aguas de su relación –para hacer metáforas tenemos rendirnos a escenarios surrealistas de focas y peces tropicales- se da en la espinilla. No está sucia ni tiene tierra pegada, sino helada y manchada de sangre. Mira al hombre iceberg –de arriba abajo porque está muy cerca- y le pregunta:

-Uy… ¿y eso?
-¿Eso qué?
-Eso… Toda esa masa que hay bajo el agua.
-Ah… Eso. No es nada.
-¿Cómo que no es nada? Si acabo de hacerme un siete en la espinilla. Mira, mira… ¿Cómo vas a andar con todo eso ahí abajo? Tendrás que mirártelo… ¿No te duele? A ver si me voy a volver a hacer daño…
-Ten cuidado y ya está.
-Bueno, cariño, pero es que no sé qué forma tiene. Vaya, como decías que Loquevesesloquehay, no me esperaba esté montón de hielo…Tendremos que sumergirnos, a ver qué pinta tiene…

Agarras aire e impulso para lanzarte a las profundidades pero te das cuenta: no se ha movido. Se ha quedado muy quieto mirándote con esa cara de témpano que sólo él sabe poner. No piensa tirarse contigo. ¿No quieres saber qué hay ahí abajo? El hombre iceberg no te contesta, con los años descubrirás que era una torpe estrategia para ganar tiempo, para permitir al azar colar algún elemento –un oso polar, un colibrí- que te desconcentre del propósito, que te entretenga con otra cosa. Sofocada por la fuerza de lo evidente te pones nerviosa, hay toneladas de hielo inesperado y quisieras, cuanto menos, conocer la geografía y evitar tropiezos.

-Claro que tengo mis cosas… ¿Qué creías? ¿Qué era de hielo? – [Disfruten un momento del chascarrillo]
-Bueno, pero si está ahí, podemos hablar de ello. No me has dicho si te duele… ¿Has pensado que pueda tener que ver con los hematomas que de vez en cuando nos salen en las piernas?

El hombre iceberg ya no contesta, no piensa reconocer que descubriste un inhóspito paisaje de complejidades, que también lleva una mochila cargada de agua y que de vez en cuando le destrozan las rodillas. Semanas más tarde, cuando regresas al ataque con tu Posgrado en Iceberología Práctica ya sabes que esconde una octava parte de sus motivaciones, digo, de su tamaño; ya sabes que es capaz de sacar la cabeza al sol porque su forma sólida es más densa que la líquida –es de firmes principios y buen corazón- y que no terminó en los fondos oscuros de las fosas oceánicas gracias a la polarización de la molécula de agua. Cuestiones de electricidad, desde el principio te pareció que tenía chispa… Cuando regresas al ataque con tu manual de instrucciones es cuando más golpes te das. 

Si lo sé no te lo enseño. ¿Pero cómo lo vas a ocultar? Te preguntas, le preguntas. Para entonces ya sabes que un iceberg puede encallar contra un Transatlántico y cepillarse a 1512 personas y que es posible que, al final de la película, no haya sitio para los dos en el tablón. Echas al mar los apuntes y procuras morderte la lengua en las siguientes colisiones, digo ocasiones, en esos derroches de complicada sencillez que ahora sabes que no es cierta. No es casual esa mirada, no es casual ese olvido, ni el gesto, ni el bufido, ni la caricia. Disfrutas en esas tardes de mimo y sofá en la que se deja caer un trozo y lo mezcláis con un gintonic y alguna confidencia. Te compras rodilleras y te das crema.

Fantaseas con que un día te muestre un mapa pero sabes que hay temperaturas en las que da miedo hacer submarinismo. Sabes que en el fondo es agua dulce, muy dulce, le quieres por eso, ¿no es cierto? Sabes, en definitiva, que te toca moderte la lengua. Esqueerestancompleja. Esotepasapordarlevueltas. Entonces miras de soslayo el vastísimo sótano de hielo bajo sus pies y sonríes.

-Ya sabes Loquevessóloesunapartedeloquehay.
-Sí, menudo rollo… Con lo tranquilo que vivo yo.
-Ya. Oye, ¿me ayudas a ponerme trombocid en el morado?
-Sí, claro, cariño -te encanta que te unte crema con sus manos de agua tibia- Menuda hostia te has dado, ¿ehn? A ver si caminas con más cuidadito…

lunes, 24 de septiembre de 2012

Frases célebres

Coronada: "Luego me di cuenta de que no, de que no estaba colocada, esa euforia no te la da ni la mejor cocaína. Es la euforia de quien no sabe adónde va y se ha convertido en RRPP de su fantástica vida".

viernes, 7 de septiembre de 2012

viernes, 31 de agosto de 2012

Melodía de la semana

Te sientas a su lado y le acaricias el pelo.
El escalón está frío y piensas que te ensuciarás los pantalones. Son las cosas que piensan los adultos porque los niños nunca caen en este tipo de historias. Te sientas a su lado en silencio y no la abrazas, si lo haces, sabes que romperá a llorar, que sentirá más pena de sí misma. Su madre se lo decía:  nunca llores delante del espejo, entonces no podrás parar. Si abrazas a alguien que se rompe, lo romperás del todo. Y no siempre hay que romperse del todo. A veces no es tiempo de romperse del todo. Ahora no es tiempo de romperse del todo.

Permaneces a su lado en silencio y compruebas como se calma. Estoy aquí, le dices sin saber demasiado bien si te está escuchando. He crecido, tengo el mismo pelo quebradizo, los mismos ojos excavados de colmenas. Tengo el mismo lunar de chocolate y el mismo ombligo enterrado en la carne. Me han salido marcas alrededor de los labios y caminos que me surcan la frente pero estoy aquí. Soy la misma. Seguí el rastro de golosinas y me quedé atrapada en casa de la bruja, escapé de la boca del lobo y he dormido muchas noches en la misma cama que los monstruos. Perdí la mano de mi madre y me tragó la multitud. Me desperté sola un día. Hice todas esas cosas, pero soy la misma. 

He venido a decírtelo porque sé que tienes miedo. Quizás quieras saber que aún espero cuentos en los que equivocarme. Más aún, quizás quieras saber que me quedan pesadillas de las que escapar. Que a veces tengo mucho miedo y sé que eres tú, que me pides atención, que me necesitas. 

Lo siento, a veces me confundo, me rindo, no encuentro el camino para venir a buscarte y decirte que todo está bien.



Cuando, ahora sí, la abrazo, puedo identificar el olor del champú de manzanilla en su pelo. Cómo se destensa su cuerpo enclenque con mi contacto y suspira aliviada. Regreso en calma. En el ascensor rebusco en mi pantalón. Dos Sugus de naranja y uno de piña. Sonrío. Nadie como ella sabe llenarme el corazón y los bolsillos de caramelos.




Supersubmarina, 2012

Querer creer

-Nena, ¿tú crees que la gente cambia?
-Sí, claro. Los hay que para peor y los hay que para mejor.
-Pero la naturaleza de cada cual...
-Bueno, expresémonos mejor, la gente no cambia, la gente es materia, así que ni se crea ni se destruye, se transforma.

martes, 10 de julio de 2012

Química humana

Escorzo son ocho amigos y una furgo. También son artistas, compositores, empresarios de la música y residentes en Granada. Hace mucho tiempo, quizás desde el principio, que esta banda no es sólo una banda, que es algo mucho más complejo de explicar que rebosa la manida palabra familia. Algo que se sale de los moldes para hablar de gente que crece junto a otra gente, de destinos que se escriben juntos. De hombres que ríen, lloran, aman y aprenden mano a mano con una música que les da sentido. Tony, Jose, Jimi, Prudencio, JJ, Pepegu, Zeque y Manuel se unieron para pasar un buen rato tocando y 15 años después son una de las bandas más respetadas de la música nacional. Un grupo heterogéneo y heterodoxo en el que cada gusto, cada identidad, tiene un espacio. Todos juntos y todos por separado, en una mezcla rara y sin embargo equilibrada con la que han escrito cuatro álbumes y varios sencillos. ‘El encanto de lo irreverente’ (Maldito Records, 2012), grabado en diciembre de 2010 en la Sala El Tren de Granada, es el recopilatorio con el quieren rendir homenaje a estos 15 años de escenarios y carretera. Sigue leyendo en la página 4 de MonsoSonoro Sur

lunes, 9 de julio de 2012

Resaca Autoinducida Vol II


-Tienes mala cara, ¿dormiste mal?
-Bueno, tuve bronca en casa anoche.
-Oh… Vaya, mujer, paciencia… Todo tiene arreglo.
-Supongo.
-En serio… Todo pasa. ¿Algo grave que me quieras contar?
-No, nada… Si esto viene de largo. Es conmigo.
-¿Cómo?
-Que la bronca la tuve conmigo, conmigo misma. Estoy a punto de darme un ultimátum.

sábado, 7 de julio de 2012

Me & him in Spain

Yo: Yo me he dado cuenta Manolito de que aquí en Castilla se lleva mucho el rollo Desigual...
Lolo: Si por desigual quieres decir descompensado "mepongoestomismo" tienes razón... Que estilismo hija...

miércoles, 27 de junio de 2012

Jugar a hacer poemas I

Soy la luz que brilla cuando nadie mira
Soy el agua que corre hacia donde no quiere correr
Soy el pájaro que huye cuando le dan pan
Soy la niña que miente
Soy el barco que tiene miedo de salir al mar
Soy la noche en que te obligaron a dormir
Soy la luz de los que se rindieron antes que yo
Soy el fuego negro que quisiera abrasarles
Soy la que calla gritos y grita silencios
Soy el sueño que hoy no me deja dormir
Soy la que no eligió su nombre
Soy el nombre que no eligió mi piel
Soy la piel
Soy el disfraz
Soy ellos
Soy yo
Soy
Pero soy, aún soy

(las negritas no son mías, las propone él)


Y esto me recuerda a una canción. Y a la voz de la negra. Y a todas esas mezclas de palabras que hablan de lo que uno no es capaz de decir aunque, como yo, se pase el día hablando.




martes, 26 de junio de 2012

jueves, 14 de junio de 2012

Prestar la prestada

Sonia Rivers (con un quinto en la mano en mitad de un bar uniformado de la roja): "Sabes lo que dice mi padre? Que el fútbol es de fachista. Que lo inculcó franco para entretener a la gente vamos..."
(las "ch" es intencionada)

Más o menos algo así...


-Siento mucho mi manía persecutoria y lo de las patadas por el tic nocturno. Sé que te agobio un poco y que no te dejo dormir.
-Tranquila, no pasa nada. Yo también sé que no es agradable lo de mi fobia social. Y entiendo que no debió ser fácil cuando descubriste los pelos verdes que tengo en la espalda…
-Pues no… Bueno, intentaré seguirte menos.
-Y yo ser menos fóbico. ¿Sabes? A veces me gustan tus patadas.
-Y a mí tus pelos.


jueves, 7 de junio de 2012

¿Tímida quien?


Rakel Winchester habla de 'De mi mucha o poca vergüenza', un libro ilustrado sobre el pudor y las crisis más o menos evidentes de toooooda una generación. Entrevista en MondoSonoro Sur

viernes, 1 de junio de 2012

La princesa, las pelusas y el armario


Está metida en ese rincón del armario junto a la horquilla oxidada y el puñado de pelusas. La imaginamos más fresca, con el vestido blanco o rosa, mejor peinada, por supuesto. La imaginamos con la cara lozana y fresca. Virginal, feliz, buena, bella, perfecta. Lleva los encajes de ese tiempo en el que nos gustaban los encajes. Los zapatitos blancos de niña buena. La sentimos dentro del corazón de nuestro armario y gustamos de acariciarla y alimentar su mundo. Es fácil. Sólo hay que encender la tele, enchufar una peli. Sólo hay que sentarse a recibir caricias de color rosa y olor a fresa. Películas de arrebatados finales felices, canciones de corazones rotos que resucitan por mor del amor eterno, leyendas sobre otras criaturas adorables que, desde la torre de su castillo, esperan el dorado final feliz en forma de príncipe inmaculado y valiente. Nosotras no nos damos cuenta, porque hace demasiado tiempo que está ahí, pero nuestro corazón late al compás de sus palmitas. Al ritmo que marcan sus expectativas cumplidas, los encuadres donde todo tiene su correspondiente color pastel y dónde en cada borde se pueden leer palabras de amor, de amor verdadero, of course. El amor de la única manera en la que ella lo entiende.

Todas –permítanme la injusta generalización- tenemos una princesa dentro del armario. Una criatura más o menos acicalada que tamiza y a veces machaca nuestros pasos por el mundo. Alimentada por esta industria cultural de mujeres elegantemente atadas por invisibles hilos de oro y plata –un material muy propio de la indumentaria monárquica-, nuestra princesa puede nacer en nuestra mismísima cuna. Puede echar a andar en ese momento en el que se despliegan los mecanismos inconscientes del enamoramiento materno -que luego pasa a ser paterno y si cabe más princesil- para sellar para siempre su vinculación con ese universo  patriarcal que ya está tan dentro nuestro que ni lo vemos. 

Las princesitas de nuestro armario pueden tener mucha o poca suerte. Pueden entroncar con una aristocracia similar que las llene de halagos y ser felices para siempre jamás o pueden dar en hueso. Véanse esos casos en los que una princesa ve la luz en un entorno hostil en el que nadie reconoce –ni celebra- las peculiaridades de su especie. Véanse esos casos que son la mayoría. Casos en los que las princesas del closet sufren secreta y más o menos calladamente hasta limitar su actuación a ciertos momentos clave, ciertas situaciones límite, en las que reclaman su posición de divas, el brillo de sus encajes, el amor de la única manera en la que ellas lo entienden.

Nuestra princesa heredada vive en el fondo de nuestro armario y, como la mayoría no sabemos que existe, no nos paramos a mirarla. No sabemos que es ella la que inspira muchos de nuestros desaires, ese catálogo de frustraciones de sentirnos no suficientemente cuidadas, queridas o celebradas; de necesitar un príncipe que nos halague y nos haga mimos, que nos regale joyas y nos lleve de paseo. “Pero vamos a ver, ¿no eres tú la que quiere ir al baile de máscaras? Pues saca las entradas y ya me dices a qué hora quedamos”. La princesa mira al plebeyo con el que tú compartes la vida con los ojos llenos de lágrimas. Los taconcitos blancos golpeando el suelo, llenos de rabia. Se pregunta dónde está la calesa, dónde está el brazalete de magnolias, en qué lugar quedó ese príncipe que le prometieron llegaría y que no se parece en nada a este individuo imperfecto y algo perdido que tú frecuentas. “Te mereces algo mejor”, susurra entonces la criatura sumiéndote en una confusión extraña en la que todo tu mundo, tus referencias, se dan la vuelta. La princesita saca la artillería, el catálogo de triunfos ajenos que, como estampitas, ha atesorado durante años. “Mira a Lady tal, mira a Lady cual, son taaaan felices”. 

Todavía preguntándote si sacarás por internet o en taquilla las entradas para el baile antes de que se acaben las buenas y muy pero que muy confusa, te paras en seco. ¿Lady qué? Observas las estampitas amarillentas y gastadas por los bordes, la vida de esas mujeres metidas en burbujas -las señoras de, la asustadas, las niñas eternas, las felices casadas, las madres abnegadas, las workaholics solitarias en busca del galán perfecto- y sabes que tienes un poco de todas pero también un poco de otra cosa. De esa otra cosa que te hacía jugar con princesas pero también grabar en el casette imaginarios programas de radio, inventar canciones y escribir historias de naúfragos. Te das la vuelta y la miras de frente. Sus cabellos desmadejados por el tiempo, su vestido gastado, las ojeras moraditas debajo de los ojos y los bracitos enclenques. Sabes que, como a ti, a tu princesa también le ha dado algún golpe la vida. Y te das cuenta de que lo ha llevado bastante peor que tú. Tiene los ojos vidriosos y el vestido sucio, esa pátina triste de vivir en un mundo antiguo, en el que las estructuras hacen mucho tiempo que no valen. Aferrada a esa tóxica forma de amor que es la única que ella entiende. 

Tienes la tentación de hacerle cosas malas, de librarte para siempre de ella y sus caprichos.

Esa noche no puedes dormir. Las dudas te asaltan. La opción de cargártela es una especie de eutanasia parcial y, bueno, ahora que la has visto de cerca sabes que no tiene tanto poder, que no es tan fuerte. Al día siguiente te tomas un té con ella y le planteas un pacto: "Te dejo ver alguna peli moña, pasar horas en L´Occitante y controlar mi Pinterest pero porfa, no me machaques tanto”. Ella deja caer los ojos, nunca dirá que sí porque las princesas nunca ceden, son orgullosas y desdeñosas por naturaleza. Inmutable en tu postura, vuelves a mirarla con cierta lástima y te das cuenta que le tienes cariño. Alargas la mano para retirarle alguna pelusa que le asoma por el pelo. Aunque sepas que volverá a escaparse del armario, que habrá veces que no podrá controlarse y te martilleará en la cabeza con su desgastada corona, le tienes aprecio. Ella no sabe lo bien  que una se siente cuando usa su VISA y sus patitas para ir al baile, cuando se escapa del castillo, decide su destino y no necesita estar divina para agradar a nadie. Antes de irse, lánguidamente, te toma con su manita blanca y helada para entonar su dramático adiós: “De acuerdo, pero no todo mi reino ha sido malo”.

La ves alejarse con su vestidito roidito y su tristeza y sonríes sin que ella te vea. Tiene razón, no todo su reino ha sido malo y hay hasta algún consejo del que no piensas desprenderte. Uno: jamás te fiarás de ninguna vieja que te ofrezca una manzana, de hecho, no te fiarás de nadie que gratuitamente te ofrezca una manzana. Dos: procurarás frecuentar príncipes o plebeyos que, aunque destronados, abdicados y confusos, sean capaces de tener algún detallito.  

Por que si no, How do you know he loves you? :b

domingo, 22 de abril de 2012

miércoles, 18 de abril de 2012

Melodía de la semana


Somos muchos. Todos y al mismo tiempo. Somos uno. Imperturbable. Rígido pero maleable. Somos el espejo donde se miran los otros, el charco donde nos descubrimos, el trozo de cristal donde nos reconocemos. Un fluir incesante de pensamientos, memorias nuestras y de otros. Caricias y heridas. Todas y al mismo tiempo. Más dueños de nuestro destino de lo que nadie nos contó, más presos de nuestro destino de lo que nadie nos contó. Escribimos tarjetas de felicitación, asistimos a fiestas y hacemos la compra en el supermercado. Hablamos y comemos.  Hacemos el amor y hacemos la guerra. Dormimos. Solos, muy solos. Solos con nosotros mismos. Solos entre los otros. Nos hacemos fotos. Vencemos y nos dejamos vencer. Nos reconocemos.

Somos carne caliente y sensible. Piel. Poros que dejan transpirar el agua, que se suavizan con besos y con aceite. Somos lo que queremos y lo que otros quieren. Lo que nos dejamos y lo que nos dejan. Ser libres y no, estar presos y no. Somos algo, con nombre, con patria. Somos hasta que un día, algo, alguien, una amalgama de gestos que pertenecen a una o a cien personas, nos toca el hombro, nos toma de la mano, nos enseña un nuevo espacio en nuestro propio mapa. Un trozo de piel extraña, más limpia, que no tiene nombre. Un trozo de piel que también estaba ahí, que es nuestra, que es nueva. Piel que ha permanecido recubierta de resistencia. Resistencia propia y ajena. Resistencia con nuestro nombre, resistencia que tiene nuestra cara, nuestra huella, nuestras contraseñas. 

Sabemos que ese lugar puede ser sólo un espejismo, sólo un fruto de casualidades. Un suspiro. Ser y no ser, como el éter. Sabemos que es difícil llegar allí y muy fácil perderse. Sabemos que ese espacio nos da vértigo. Nos habla en otros idiomas, de cosas que duelen, que no queremos. Algunos elijen darse la vuelta, volver al paisaje de siempre. 

Pero puede ocurrir que, cuando se ha respirado en esa piel nueva, ya no valgan los mapas de siempre.



Maravillosos tres nuevos temas.

martes, 17 de abril de 2012

sábado, 14 de abril de 2012

Frases célebres

PiliB: "Los neuróticos del mundo deberíamos denunciar al tipo que inventó el whatsapp".

jueves, 12 de abril de 2012

Melodía de la semana

Hoy alguien nos dedicó una canción... :')


Eva no quiere ser pagada
ha paridora pagada con pan
Eva prefiere también parir
pero después escoger dónde ir
por eso adquiere un semental
y le da usos sin dudas normal
Eva cambió la señal

Eva sale a cazar en celo
Eva sale a buscar semilla
Eva sale y remonta vuelo
Eva deja de ser costilla (x2)

Eva no intenta vestir de tul
Eva no cree en un príncipe azul
Eva no inventa falso papel
el fruto es suyo con padre o sin el
Eva se enfrenta al que dirán
firme al timón como buen capitán
y encoge hombros

Eva sale a cazar en celo
Eva sale a buscar semilla
Eva sale y remonta vuelo
Eva deja de ser costilla 
 
Silvio Rodríguez 

Fórmula magistral

Alto potencial intelectual + vida aburrida = ideas obsesivas.
De Carmen, a través de Anul Un.

martes, 10 de abril de 2012

Nos vemos, ¿no?

Con un año de retraso -cambiarse de pies constantemente es lo que tiene- este viernes, por fin, la estrella y yo estaremos en La Clandestina haciendo una lectura.
Una lectura, que -con esto del pudorcito y la brevedad no lo había puesto y es para matarme- estará presentada por el poeta, amigo y maestro -o profe de muchas cosas, que seguro que le sonará menos taurino- Miguel Ángel García Argüez. Un lujo vaya...
Nos encantará veros por allí :)

Viernes día 13 
20’00 h.
Librería-cafetería La Clandestina (Cádiz)


viernes, 23 de marzo de 2012

Por fin

No será hoy, será mañana, pero mis chicas -y mi chico- saltaremos a la pista...
Porque no queremos más lamentos, porque no creemos en un final prometedor, porque no jugamos a ganar, porque arriesgando lo pasamos mucho mejor...



Ya no les queda nada
Les quitaron todo atisbo de color
Les robaron las palabras
Les hundieron bajo el agua
Destrozaron su talento arrollador
Lo que no imaginaban
Es que alguno conservara el corazón
Los trocitos de asteroides pequeños escapan del hubble mi amor
Los chicos hoy saltarán a la pista
Y arrasarán porque ya no tienen miedo a gritar
Como si fuera el último día
Como si el golden torch hoy fuera a resucitar
Ya no se van a agachar
Ya no les pueden parar
Hoy los tabiques se empiezan a tambalear
Se van a desplomar

No quieren más lamentos
Ya no creen en un final prometedor
Les da igual que pase el tiempo
Sólo quieren el momento
Se olvidaron del futuro aterrador
Ya no les interesan
Las apuestas a caballo ganador
Hoy prefieren no jugar a ganar
Arriesgando lo pasan mucho mejor
Los chicos hoy saltarán a la pista
Y arrasarán porque ya no tienen miedo a gritar
Como si fuera el último día
Como si el golden torch hoy fuera a resucitar
Ya no se van a agachar
Ya no les pueden parar
Hoy los tabiques se empiezan a tambalear
Se van a desplomar

Los chicos hoy saltarán a la pista
Y arrasarán porque ya no tienen miedo a gritar
Como si fuera el último día
Como si el golden torch hoy fuera a resucitar
Ya no se van a agachar
Ya no les pueden parar
Hoy los tabiques se empiezan a tambalear
Van a caer, se van a desplomar
La Casa Azul

jueves, 22 de marzo de 2012

Entender, confiar

Él siempre me lo dice y yo no le termino de entender. Todo va a está bien cielo, todo va estar bien. Yo no le entiendo porque en ese momento estoy cansada, o triste, o ansiosa, y le escucho pero no le oigo. O le oigo pero no le escucho, no sé... Me lo dice en mensajes de color gris que llegan a mi móvil, me lo dice también al oído porque a veces necesita romper la ambiguedad de tanto texto corto. Porque en este mundo loco en el que hemos caído es fácil creer que tenemos algo que ni tocamos, que somos algo que no sentimos, que formamos parte de algo -por inmersión o por evasión- que es humo, fruto de lo circunstancial y del azar, del capricho de algún publicista, o algún guionista con ganas moldear nuestra vida. Es fácil vivir una vida pública maravillosa y una vida íntima que es un desastre. Es fácil crear siluetas agradables y circunstaciales con las que bailar perfectos y es fácil huir de aquello que nos sacude, que nos ponen un espejo. Es fácil huir de aquellos que saben cómo saben nuestras lágrimas y, aunque las aceptan, nos la recuerdan.

Y un día te topas con esta foto y sabes que, a pesar de todo, sí que entiendes lo que él te quiere decir, lo entiendes perfectamente. Aunque tu resistencia haya querido aferrarse a modelos que no valen, que ya demostraron que no valen; aunque la resistencia de otros te machaque la cabeza y el corazón. Modelos que hablan de lo que otros eligen, exigen, para uno. Modelos que pulverizan tu cabeza, modelos que se nutren del miedo, de la vanidad o del apego. Modelos para sentirnos incompletos, o para creernos libres cuando estamos presos. 

Modelos diseñados todos para que se nos olvide que nuestro mayor enemigo está siempre dentro de nosotros mismos, vestido con nuestras mejores ropas. Alojado en ese disco duro imperturbable que son nuestras creencias, nuestras ideas, nuestros miedos, nuestras etiquetas. Esa heredada concepción del mundo en la que las cosas siempre parecen más complejas de lo que realmente son.

Estar bien. Aceptarse, reconocerse, dejarse ir. Aceptar, reconocer, dejar ir. Dejar de malgastar segundos pertrechados en esquemas que no nos valen. Amarse, amar. Aprender a acoger y también a decir adiós.
Aceptar que estamos bien, que todo va a salir bien.
Conocer cual será el final de la película y saber que, aunque no lo parezca, es lo mejor que te puede pasar.


Foto tomada en el Paseo Marítimo de Cádiz y compartida por la Biblioteca de la UCA en Facebook.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Feliz día

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Marío Benedetti

viernes, 16 de marzo de 2012

Vive La Pepa 2012

Los que leen el blog y me conocen bien la carita, saben que además de neurótica empedernida y grafómana intermitente tengo un empleo. Un empleo que ya no es exactamente de periodista y sí de chica para todo. Aunque haga de periodista de vez en cuando y todo tenga que ver con esa palabra que a veces odio y otras adoro, comunicación. Comunicación corporativa, comunicación institucional, comunicación 2.0, comunicación de crisis, comunicación, comunicación, comunicación. Una 'especialidad' donde todo entra, lo cual es estresante pero nada malo dado los tiempos que corren. Y como en ese cajón de sastre cabe de todo, también cabe comunicar con herramientas que no son letras. Así salió primero el plan de comunicación, luego el eslogan, luego el briefing… Y dificultades aparte, al final salió este anuncio –spot para los entendidos- del que me siento muy orgullosa.

No es fácil, y más en estos tiempos de recortes, vender una constitución :b

Muy gráfico

-Mira Vila, no hay nada imposible en esta vida. Pero como eso pase vamos a terminar todos como los dibujitos chinos.
-¿Cómo?
-Con la cabeza a un lao, la boca abierta y los mocos colgando...

miércoles, 14 de marzo de 2012

Perspectivas


El hombre se dio la vuelta en la cama para rozarla con la punta de los dedos. Podía oír su respiración. Se acercó despacio y pegó la nariz contra su pelo. Identificó el perfume compartido, la reconocible combinación de hormonas que pellizcaba su centro. Cerró fuertemente los ojos y se dejó ir. Fue un extraño ejercicio que le costó unos segundos. Imaginó que ella acababa de meterse entre sus sábanas, que era piel nueva y extraña, desconocida entre las paredes del dormitorio, de la casa. La siguió observando un rato más, recorriendo cada breve gesto de aquel sueño ajeno. La imaginó en otra vida, en otra cama, en otro sitio en el que nunca se hubieran cruzado. La imaginó en otros escenarios, en otros conflictos, arrancando la rabia de otro hombre que no era él, que ni siquiera se parecía a él, que no se hubiera llevado bien con él. La imaginó arrancando también su ternura, el deseo en los bordes de la costumbre. La vio llorando otras lágrimas, teniendo otros hijos, dejándose oler por un extraño que un día fantaseara al encontrarla durmiendo en su misma cama. La admiró ligera y liviana, sin el peso muerto de la propiedad y la costumbre. Sin la repetición de verla todas las mañanas, de cuidar de sus jaquecas y de sus gripes, de escuchar su voz templada al final del día. ¿Recibiste mi mensaje? ¿Has hablado con el técnico del seguro? Estoy muerta, creo que me voy ya a la cama.


Horas después, mientras preparaban en desayuno, ella le abrazó con entrega y él no se zafó como de costumbre. Lo de antes ha sido muy especial, le susurró al oído. Él sonrió mientras observaba detenidamente los contornos una tostada.


En el espacio familiar de la cocina todo había vuelto a su sitio. Se reencontraba con la ruta de siempre pero aún podía notar un pellizco en la parte superior del vientre. Aquella mañana, en aquella cama, se había dado cuenta de que esa mujer dormida siempre tendría algo de extraña, de que les unía un hilo muy frágil camuflado por la cíclica repetición de sus rutinas. Que no era suyo, que no era suya. Pensó entonces que todo podía quebrarse en un momento, de que sólo una concatenación de casualidades, una concatenación de miedos y azares pero también de acción consciente seguían manteniendo a aquel ser amaneciendo entre sus sábanas. Se reconoció, también, increíblemente ligero. La había pensado en otra cama, en otro escenario, y había podido reconocerla. Fuerte, entera, sin necesitarle, sin necesitarla.


El paso de los años había dejado caer entre ambos una sensación de permanencia que pesaba y absorbía. El hombre comprobó cómo era la vida cuando se esfumaba, sólo unos segundos, aquella mañana. Concluyó entonces que sólo asistía a una de sus vidas posibles, a una versión de entre las muchas. Notaba una sensación extraña, muy parecida al miedo pero también muy parecida al placer.

Antes de salir de casa se detuvo a darle un beso. Eligió detenerse a darle un beso. Eligió regresar luego, observar cómo se desplazaba por el piso, cómo agarraba el vaso de cristal lleno de agua, cómo se perdía en una charla aparentemente trivial. Eligió renovar por un tiempo más aquel pacto emocional que, tras la quiebra de aquella mañana, se le revelaba estimulante. Sentía una energía rara e inquietante. No entendía porqué pero aquella nueva perspectiva, turbadora, le hacía verla extraordinariamente ajena y volátil. Pensarla así le inquietaba, y le gustaba. Podía identificar una sensación esponjosa, agradable, mullida, muy parecida al alivio.